80 días, con sus 80 noches, esperando a que una persona decida mi futuro. Es curioso cómo te puede cambia la imagen que tienes de la Justicia cuando te acercas al abismo y te das cuenta de que todo depende de una persona. Una persona que se presupone imparcial y capacitada, pero inevitablemente me asaltan las dudas ¿se puede ser imparcial desde el desconocimiento? ¿Podrá esta persona evitar sus automatismos morales?
El automatismo moral parece surgir inevitablemente cuando alguien se expresa en términos de protección infantil. El caos conceptual se encarga de generar la suficiente alarma social para que cualquier tema, por muy distante que esté del abuso sexual infantil, sea transmitido como pederastia.
El carácter instrumental de la pornografía infantil es, sin lugar a dudas, muy poderoso. Los argumentos sobre protección infantil evitan muchos controles, individuales e institucionales, gracias a los automatismos morales. ¿Quién se puede negar ante cualquier iniciativa cuyo slogan sea la protección infantil?
Desde mi punto de vista, uno de los principales problema es la incorporación de la adolescencia al término «infancia» . El ciudadano interpreta este término semánticamente, como el periodo que va desde el nacimiento hasta la pubertad. Pero institucionalmente este periodo ha sido ampliado hasta la mayoría de edad. Una ampliación que surge a raíz de las distintas declaraciones internacionales sucedidas en el siglo XX sobre la protección infantil. En este sentido existe una gran confusión mediática a la hora de catalogar los abusos sexuales infantiles.
Analicemos la siguiente noticia: Los carmelitas apartan al cura denunciado por pederastia . Según esta noticia, los hechos ocurrieron cuando la víctima tenía 16 años. Según la RAE, la pederastia es el abuso sexual cometido a un niño. Según el código penal español en su artículo 180 establece que cualquier persona a partir de los 13 años, puede tener relaciones consentidas con quien le plazca. Partimos de una base sólida, cualquier tipo de abuso sexual debe ser perseguido y castigado. La pregunta es ¿ha presentado la denuncia el joven de 16 años o la denuncia surge de terceras partes?. Es de suponer, que en este tipo de casos, el juez está libre de automatismos morales y centrará su labor en juzgar en el marco legal vigente a esta persona. En cambio los medios hablan de un «delito de pedofilia» y la Sociedad ya ha dictado sentencia a un cura.
La pregunta es ¿existe el delito de pedofilia? Muchas personas, incluso profesionales de la comunicación, confunden como sinónimos los términos pedofilia y pederastia . Les aseguro que yo hace algunos años no sabía la diferencia. Un pederasta es seguro un delincuente, un pedófilo podría serlo o no. Ante este tipo de afirmaciones, es cuando saltan las alarmas pasionales y los automatismos morales que bloquean cualquier intento razonado de explicar tal afirmación.
De nada sirve que yo afirme que no soy pedófilo y que estoy en contra de cualquier tipo de abuso sexual. Simplemente soy una persona que ha logrado traspasar la bruma generada por la pedofilofobia existente y afirmo que un pedófilo, mientras se mantenga casto o virgen de su parafilia, es una persona recuperable socialmente. Lógicamente sin llegar nunca al extremo de que un partido político pudiera defender esta parafilia como una opción sexual. Los pedófilos necesitan terapia y no un curso acelerado de pederastia en la cárcel.
Siendo consciente de que la Sociedad entierra cualquier discurso que se desvie de la tolerancia cero a cualquier cosa que incluso de lejos huela a pedofilia, no me cabe más que esperar el rechazo en masa de mi personal opinión. Lejos de ser un camicace, no pienso salir a la calle a pregonar este sermón y simplemente lo hago constar en este blog.
Vivimos inmersos en revoluciones sociales constantes, cada golpe tecnológico transforma nuestras vidas. La brecha digital existente marca serias diferencias entre jóvenes y viejos. Mientras en internet la gran masa está formada por jóvenes, las leyes digitales están siendo elaboradas por los viejos. Viejos a los que se les presupone competencias suficientes basadas en su experiencia vital para no cometer errores.
Analicemos la siguiente noticia: El PP presenta una batería de iniciativas contra la pedofilia en internet . La medida estrella es la urgente aplicación del Filtro Europeo de Contenidos Online, denominado CIRCAMP. Argumenta el PP que: «es inexplicable este retraso, que está dificultando el trabajo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en la lucha contra la pedofilia y la pornografía infantil en la red«. Pero si accedemos a la página web del proyecto Circamp, en las preguntas frecuentes podemos encontrar esta: Does the blocking affect P2P file sharing too? ¿afectará el filtro también a las redes P2P? Respuesta: No, únicamente a la navegación web. Una medida que en nada afecta a la actual labor de nuestros agentes, que está centrada casi exclusivamente en las redes P2P donde en los últimos años hemos sido de tenidos aproximadamente 4000 internautas.
Un filtro que no está exento de controversias y cuyo principal fin es apartar de la vista del internauta del primer mundo la existencia de supuestos contenidos aberrantes, que generalmente surgen en países sin legislación al respecto. Posiblemente también sea aplicable este filtro para incluir los cientos de perfiles de supuestos pedófilos en la red social de Microsoft, y así evitar que los europeos tengamos conciencia de una cruda realidad: la pedofilia existe. ¿Tapar es la solución? ¿qué pasará cuando no veamos esos contenidos? ¿nuestras conciencias estarán más tranquilas? ¿se acabarán los abusos sexuales infantiles?
La triste realidad es que los niños seguirán siendo abusados, en el mismo lugar de siempre: en su entorno cercano, lejos de internet.
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